ERMITORIO DE SAN BARTOLOMÉ
Para
encontrar los orígenes de la Ermita de San Bartolomé, hemos de remontarnos retrospectivamente a
principios del siglo XIII en que, a Don Juan Aragonés, caballero que tuvo una
actuación heroica en la Reconquista sirviendo al Rey Jaime I de Aragón, se le
otorgaron tierras y casas por sus hazañas, entre otros lugares, en Villajoyosa.
Según nos relata en sus famosas trovas el cronista del Rey Jaime I de Aragón, Mosén Jaime Febrer, desde Jaca (Huesca), Juan Aragonés pasó a la conquista de Valencia en el siglo XIII sirviendo a Jaime I, rindiendo al frente de su tropa las plazas de Alcoy (Alicante) y Agullent (Valencia), pasando posteriormente a la de Villajoyosa en la que hizo mucho daño a los moros, derrotándolos también en Calpe y Altea.
Según nos relata en sus famosas trovas el cronista del Rey Jaime I de Aragón, Mosén Jaime Febrer, desde Jaca (Huesca), Juan Aragonés pasó a la conquista de Valencia en el siglo XIII sirviendo a Jaime I, rindiendo al frente de su tropa las plazas de Alcoy (Alicante) y Agullent (Valencia), pasando posteriormente a la de Villajoyosa en la que hizo mucho daño a los moros, derrotándolos también en Calpe y Altea.
A
Don Juan Aragonés, asentado al final en Villajoyosa, por sus hazañas como
conquistador el Rey le recompensó con tierras, de ahí el origen de las extensas
propiedades de las que fue propietaria dicha saga familiar a lo largo de ocho
siglos.
Hay
versiones contrapuestas en cuanto a si Juan Aragonés fue un caballero templario
o un Adalid o Almocatén Almogávar, pero eso lo dejaremos para un estudio
histórico posterior, en el cual trataremos de aclararlo.
Llegados
al siglo XIX, el 15 de junio de 1830 en que, uno de los descendientes heredero
de Don Juan Aragonés, que llevaba las posesiones de la familia Aragonés y
explotación de las mismas, Don Cayetano
Aragonés i Picó, viendo que para sus jornaleros los días de precepto de oír
misa, por las lluvias y barrizal que se formaba, era dificultoso asistir a los
oficios divinos de la iglesia parroquial, solicita, a S.E.I. el Arzobispo de
Valencia Don Simón López y García, crear un ermitorio en su hacienda con el fin
de que los jornaleros de sus tierras y de las haciendas cercanas pudiesen
asistir a los oficios divinos sin dificultad y que al menos una vez al año pudiesen
cumplir con el precepto de la confesión y comunión en dicho Ermitorio y así no
tener que desplazarse tan lejos a la Iglesia Parroquial, con el barrizal que se
formaba, por el mal tiempo, los días de lluvia.
Tras
el estudio de los informes que le presenta el visitador del Obispado, el Señor
Arzobispo accede a tal petición, concediéndole a Don Cayetano Aragonés el
correspondiente permiso para edificar el Ermitorio que solicita, bajo las
cláusulas que en el documento de dicha autorización se especifican. y que
adjunto, conjuntamente con la petición manuscrita de don Cayetano Aragonés i
Picó, al final de este escrito.
Es
curioso destacar que la fecha que se representa en lo alto de la fachada del
Ermitorio es la de 1900, cuando se autorizó su construcción 70 años antes, y en
ningún documento he encontrado alusión a dicha fecha haciendo referencia a
dicho Ermitorio.
Se
tiene constancia, a través del avance catastral de 1920 perteneciente a
Villajoyosa, de que, la parcela nº138 del polígono 20, donde estaba situada una
huerta con una casa y un Ermitorio con advocación a San Nicolás, pertenecía al
sacerdote Don Bartolomé Galiana Nadal, y que había pertenecido hasta esa fecha a
la familia Aragonés. En dicha parcela se
creó en 1830 el Ermitorio que el Arzobispo de Valencia, Don Simón López y
García, autorizó edificar a Don Cayetano Aragonés i Picó en junio de ese año.
Don
Bartolomé compartía la casa de dicha hacienda con su hermano Nicolás y sus
hermanas Paula y Josefa, nacidas en Benimarfull (Alicante).
Me
refiere Doña Caridad Mañas Atienza que, la prima política de su madre Doña Rosalía
Galiana Nadal, natural de Benilloba (Alicante), era igualmente hermana de
Bartolomé, Nicolás, Paula y Josefa Galiana Nadal y que, estando residiendo en
Madrid, en 1936, tras quedarse viuda de
su marido Auspicio, se trasladó a vivir a la hacienda que su hermano Bartolomé
había comprado a la familia Aragonés en Villajoyosa.
En
1940 fallece Nicolás que dos años antes se había casado dejando viuda y una
hija llamada Carmen. Al quedarse Doña Rosalía sola con Bartolomé, sus hermanas
y su sobrina Carmen, alquilan la planta baja del ala izquierda de la casa a Don
Jaime Aragonés Llinares, recién casado con Doña María Llinares Llorca, los
cuales tuvieron tres hijos que nacieron en dicha casa: Pepita Aragonés Llinares,
actualmente con 72 años; Salvador, fallecido hace cuatro años a sus 66 años de
edad; y Marieta, que actualmente tiene 63 años y ha sido quien me ha referido
junto con su marido, Gaspar Mingot Sellés, la información sobre la estancia de
ellos y su familia en dicha hacienda.
Las
dos imágenes que siguen, tomadas en agosto de 1949, me las pasa Doña Caridad
Mañas Atienza, hija de Doña Amparo Atienza Fernández, prima política de doña
Rosalía Galiana Nadal:
En
esta primera imagen vemos, bajo la parra situada en el ángulo que formaban las
dos alas de la casa, una escalera de tijeras y bajo ella, a Doña Rosalía
sujetando con su mano izquierda una cesta sobre la cual, su prima política Doña
Amparo Atienza Fernández, que estaba disfrutando con su hija Caridad unos días
de vacaciones, subida en la escalera iba colocando los racimos de uvas que
cogía de la parra.
En
esta otra imagen igualmente vemos a doña Rosalía y a Doña Amparo recreándose
haciendo bolillos con los que realizaban vistosas puntillas para adornar
diversas prendas como sábanas, mantelerías, pañuelos…etc. Es una pena que no se
aprecie bien la imagen al haberse superpuesto, al parecer, dos negativos en la
misma.
A
mediados de los años 50, muere Bartolomé y Doña Rosalía y sus hermanas se
trasladan a vivir a Alicante con su sobrina Carmen Galiana Rico, encargándole a
Don Jaime Aragonés Llinares que cuidara de su hacienda, diciéndole a la vez que
podía alquilar la parte de la casa, que ellas habían estado ocupando, a los
jornaleros que se desplazaban en esas fechas desde Jaén a Villajoyosa a la
recogida del tomate, y así no tener la casa cerrada sin habitar para que no se deteriorara más
con el paso del tiempo, indicándole Doña Rosalía que lo que se sacara por
dichos alquileres se lo descontaría a él del alquiler que pagaba, a lo cual Don
Jaime accedió.
En
estas fechas en que se traslada a Alicante Doña Rosalía aún se conservaba en el
Ermitorio la imagen que inicialmente fue colocada de San Nicolás, la cual a su
marcha conjuntamente con un Cáliz depositó en la Barbera.
Al quedar sin la imagen de
San Nicolás el Ermitorio, Bartolomé Llorca Mingot (Bartolo Pau, como a él le
gustaba que le llamaran y aparecía su nombre en la entrada de su casa), vecino
que hacía tiempo había adquirido una imagen de San Bartolomé para tenerla en su
poder, abuelo que era de José Ignacio Llorca Ramis Patrón Mayor de la cofradía
de Pescadores, presta dicha imagen a los vecinos del barrio el día de San
Bartolomé para que puedan celebrar la festividad y procesión de dicho Santo.
Bartolo cambia de domicilio y antes de marchar regala a la comisión festera la
imagen y así es como cambia la advocación de dicho Ermitorio de San Nicolás a
San Bartolomé.
Doña
Rosalía se encarga desde Alicante, conjuntamente con su sobrina Carmen, hija de
Nicolás, de llevar la hacienda de Villajoyosa a adelante, hasta que a finales
del año 1958, al morir Doña Rosalía, es
Carmen quien continúa con dicha responsabilidad.
En
el año 1963 se cambia en el avance catastral de Villajoyosa la propiedad que
había sido de Bartolomé Galiana Nadal, ya que no se había realizado antes y
estaba sin formalizarse dicho requisito desde su fallecimiento, a nombre de su
sobrina Carmen Galiana Rico, ya que era su única heredera y llevaba unos 15
años encargándose de dicha propiedad.
En
esta fotografía tomada en el año 1969, con motivo de la festividad de San
Bartolomé, vemos en procesión, por las calles adornadas con guirnaldas del
barrio del Pati Fosc, la imagen de dicho Santo. A
la izquierda de la imagen, en primer plano, se ve a Jaime Aragonés Llinares, con otros vecinos,
llevando en los hombros el costal derecho de la imagen de San Bartolomé adornada
con flores y unos vistosos faroles.
En
esta otra fotografía del año 1975, cedida por Marieta Aragonés, una de las hijas de Don Jaime, vemos a varios amigos y familiares celebrando
el bautizo del hijo de Marieta, Gaspar Mingot, delante del ángulo que forman
las dos alas de la casa y a cuya derecha vemos tras los invitados uno de los
pilares del Ermitorio. En el ala de la izquierda se aprecia la puerta de
entrada a la parte baja de la vivienda
donde Vivian Don Jaime Aragonés Llinares y su familia, y en el ala
frontal, al fondo, la puerta de entrada a la parte baja que utilizaba Doña
Rosalía hasta que se marchó a vivir a Alicante; a la derecha de dicha puerta
vemos una puerta más estrecha por la que se accedía a la parte alta de la casa.
En
esta imagen, cedida también por Marieta, vemos a su hijo Gaspar de dos añitos,
en brazos de una de las inquilinas que, con su familia, se había trasladado
desde Jaén a la Vila a la recogida del tomate. Igualmente se aprecia, al igual
que en la fotografía de la celebración del bautizo de Gaspar, un entramado de
cañas desde la pared del ala de la izquierda de la casa hacia la parte del
Ermitorio, y sobre el cual se extendían las ramificaciones de una parra, que a
partir de junio empezaban a brotar sus hojas dando sombra y creando una especie
de patio. Dicha parra, sobre finales de agosto o primeros de septiembre daba un
suculento fruto. También podemos apreciar en la parte superior de la imagen
unas ramas pertenecientes a la palmera que
había situada delante de la casa y el Ermitorio.
Dibujo
representativo de las dos alas que conformaban la casa y ubicación de la
palmera y el Ermitorio, antes de la remodelación de 1988.
Al
morir en 1977 Don Jaime Aragonés Llinares le comunican a su familia que deben
abandonar la hacienda en un plazo no superior a un año.
Una
vez es desalojada la familia de Don Jaime, tras su muerte, se queda al cargo del
cuidado de la hacienda un vecino de Villajoyosa llamado Carlos y apodado “el
Piche”, pero al año marchó a Alicante, donde se puso enfermo y falleció.
Tras
el fallecimiento del Piche, y debido al abandono y deterioro de la hacienda, la
Asociación de vecinos del Pati Fosc, apoyada por la Comisión Festera de San
Bartolomé y por todos los vecinos del barrio, presenta un escrito al Ayuntamiento
solicitándole que se ponga en contacto con Doña Carmen Galiana Rico, y que
compre dicha propiedad.
En
abril de 1988, el Ayuntamiento compra dicha hacienda y realiza un proyecto de
remodelación de la casa transformándola en Centro Cívico-Social, restaurando el
Ermitorio y los aledaños del mismo, igualmente la palmera ya deteriorada es
arrancada y se crea una plazoleta a la derecha del Ermitorio como vemos en la imagen.
Documentos
acreditativos de la solicitud de Don Cayetano Aragonés i Picó y respuesta de
los visitadores y del Arzobispo de Valencia concediendo permiso para construir
el Ermitorio, cedidos por Paco Maciá.
Mi
agradecimiento a Albert Alcaraz y Santonja, archivero del Ayuntamiento de
Villajoyosa, por su gran colaboración; a Paco Maciá, por su aportación documental;
a Marieta Aragonés, su esposo Gaspar Mingot y su hijo Gaspar por la aportación
de imágenes y narración oral; a Doña Caridad Mañas Atienza, por inspirarme a
realizar éste estudio; y a otros muchos vileros sin cuya colaboración no se
hubiese realizado este trabajo.
Vicente
Duarte Salgado
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